Muchos padres entendemos la importancia de hablar con los hijos sobre por qué ahorrar nuestros recursos. Constantemente les pedimos que cierren la llave del agua, que apaguen las luces que no usan o que no gasten todo su dinero y guarden un poco en sus alcancías.

Pero, para los niños, sobre todo los más pequeños, puede ser complicado entender el ahorro y por qué su esfuerzo de hoy puede rendir frutos después. Esto es porque, para ellos, el concepto “futuro” es demasiado complejo; los niños tienen la cualidad de vivir en el presente.

Si en medio de la conversación sobre el cuidado de recursos tus hijos te preguntaron por qué ahorrar y te quedaste en blanco, aquí hay 3 respuestas que pueden ayudarte.

¿Por qué ahorrar? Para ayudar al planeta

Algunas personas se comportan como si tuviéramos, en algún lugar del universo, otro planeta preparado para recibirlos una vez que nos acabemos con los recursos de la Tierra. Otras viven una vida más consciente y procuran cuidar esta casa que es de todos.

Parte de nuestra labor como padres es fomentar, con nuestro ejemplo, conductas que vayan creando una conexión verdadera entre los niños y el medio ambiente. Como lo vimos en esta publicación pasada, ninguna acción es pequeña. Todos podemos salvar el hogar donde vivimos todos.

Cuidar el agua y ahorrar energía son medidas sencillas y prácticas que pueden implementarse en casa y en las que los niños pueden participar activamente. Si todos cuidáramos que no haya fugas de agua en casa o cambiáramos nuestros focos por focos ahorradores, estaríamos ayudando a eficientar la energía que necesitan una colonia, una ciudad o un país para funcionar.

Esto, además de darle alivio a nuestro planeta, se traduce en ahorros en nuestro presupuesto porque vamos a pagar menos por estos servicios.

Cuidado de principio a fin

Por otro lado, es necesario enseñar a los niños el valor que tienen sus cosas -ropa, juguetes, útiles escolares y demás- y la importancia de cuidarlos. Para ayudarlos a hacer conciencia podemos aplicar la técnica “Cuidado de principio a fin”.

Esta técnica consiste en que pensemos qué sucede con un objeto una vez que lo desechamos, ya sea porque se perdió, se rompió o porque ya no nos sirve. Hagámosles a los niños esta pregunta: ¿Qué pasaría con tu chamarra del colegio si se pierde?

Podría ser que la chamarra quede tirada en la calle y la maltrate un coche al pasar. Si se rompe, ya nadie podrá usarla y se convertirá en basura. Las fibras textiles pueden tardar hasta 5 años en degradarse y, dependiendo de lo que estén hechas, pueden contaminar el suelo.

Otra opción es que llueva y la chamarra sea arrastrada por el agua. Entonces podría tapar una coladera y provocar una inundación. O podría viajar por el desagüe hasta terminar como basura en una presa o un río.

En el mejor de los casos, alguien recoge la chamarra a tiempo y la usa mientras tenga vida útil. Pero en todos los casos, debemos reponer la chamarra, lo que significa un gasto doble que no tenemos por qué hacer.

Ayudamos a nuestro planeta al cuidar nuestras cosas, extendiendo su vida útil lo más posible. Y ayudamos a nuestro ahorro al no hacer gastos repetidos o inútiles.

¿Por qué ahorrar? Porque el dinero nos cuesta trabajo

Como padres, debería ser nuestra obligación empezar la conversación sobre el dinero con nuestros hijos. Y parte de esta conversación es ayudarlos a entender que nosotros ganamos el dinero que tenemos.

Para los niños es fácil creer que las carteras de mamá y papá son fuentes infinitas de billetes. Por eso es necesario que, desde pequeños, les vayamos platicando qué es y para qué sirve el dinero (en esta publicación hay mucha información), y sobre nuestros empleos y lo que hacemos en el día para ganar el dinero que llevamos a casa.

La explicación sobre nuestros trabajos no tiene que ser super complicada o detallada; basta con decirles que hoy tendremos una reunión o que vamos a una cita importante. Otra opción es llevarlos un día a nuestro lugar de trabajo para que conozcan el sitio donde pasamos tantas horas. De esta forma, nuestro trabajo dejará de ser una cosa abstracta para ellos y se volverá real y tangible.

Como parte de la conversación, debemos platicarles cómo armamos un presupuesto y distribuimos el dinero que ganamos para nuestro ahorro y gasto, incluyendo sus necesidades (como escuela, clases adicionales o regalos). Una vez que entiendan que el dinero no es mágico, el siguiente paso será ayudarlos a practicar su propio ahorro.

¿Por qué ahorrar? Para poder hacer cosas más divertidas

Esta es una explicación que le he dado a mi hija en varias versiones cuando me pregunta por qué ahorrar:

  • Cierra el agua, mi amor, porque ¿qué prefieres, que paguemos más agua o que paguemos el cine?
  • Apaga la luz cuando salgas de tu cuarto porque, ¿qué prefieres, que paguemos más luz o que compremos una pizza para cenar?
  • Cuida tu uniforme porque, ¿qué prefieres, que tengamos que comprarte otra playera o salir de picnic el domingo?

En mi experiencia, darle a mi hija ejemplos claros y concretos de lo que el dinero puede pagar ha funcionado de maravilla. Obviamente a ella le entusiasma más ir al cine que pagar el agua y por eso no reniega si le pido que se bañe rápido.

La pregunta ¿por qué ahorrar? puede tener muchas respuestas, dependiendo también de la edad de los niños. Mientras más grandes, los niños pueden comprender que ahorramos para cosas más importantes o costosas, como asegurar su educación, pagar nuestra casa o irnos de vacaciones sin preocupaciones.

Ahorrar es muy importante. Nos da paz mental y nos permite tener más posibilidades y opciones a lo largo de nuestra vida. Además, como ya vimos, ahorrar puede significar ayudar al mundo en que vivimos.

Sea por la razón que sea, debemos hablar con nuestros hijos de este tema tan pronto como sea posible y ayudarlos a aprender cómo manejar su dinero -presupuestarlo, ahorrarlo y gastarlo- para que le saquen el mayor provecho desde chiquitos y toda su vida.

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