Nadie nace sabiendo manejar bien sus finanzas personales. Aprender a administrar nuestro dinero nos toma tiempo y, generalmente, caer en uno o varios errores financieros.

Los padres podríamos allanar este camino para nuestros hijos… o complicárselos mil veces más. Porque, como sabemos, los niños nos observan y aprenden de nuestras conductas. El gran problema es que muchos padres podríamos admitir que no estamos 100% seguros de cómo manejamos nuestras finanzas.

Y en esas dudas pueda radicar que, en lugar de guiar a nuestros hijos por el camino correcto, les acabemos enseñando conductas erróneas que los preparen más al desastre que al éxito.

Estos son 3 errores financieros que comentemos con frecuencia y que nuestros hijos aprenden:

1- Tratar el dinero como tema tabú

Hemos dicho muchas veces que no hablar con los niños sobre dinero, o tratar este tema como un tabú, es pésima idea. Existen principalmente dos razones por las que los padres no hablamos con nuestros hijos de dinero:

  1. La primera es que sienten temor de no ser un buen modelo a seguir. Tal vez no hacen presupuestos, aplican el tarjetazo o traen arrastrado alguna deuda que se ha vuelto una pesadilla.
  2. La segunda es que muchos padres creen no tener información suficiente sobre finanzas como para, además, enseñar a sus hijos.

La realidad es que no hace falta tener doctorado en Finanzas para hablar con tus hijos sobre dinero. Todo lo que debemos hacer es hablar en voz alta de lo que hacemos con nuestro dinero.

Por ejemplo, ir a un cajero automático con los niños es una buena oportunidad para explicarles que guardamos nuestro dinero en el banco para mantenerlo a salvo hasta que lo necesitamos. También puedes mencionar que sólo puedes sacar lo que has ingresado a tu cuenta y no más.

También tenemos que saber que podemos aprender junto con nuestros hijos. Si te hacen alguna pregunta complicada o sobre un tema que desconoces, se vale decir “no lo sé” y después investigar juntos sobre esto en particular. Siempre será mejor aceptar que desconoces algo que evitar totalmente hablar de dinero sólo por desconocimiento.

2- Comprar por impulso

Los niños deben aprender la diferencia entre lo que necesitan y lo que desean, pero necesitan de nuestro buen ejemplo.

Si en casa los niños ven que compras sin comparar precios y calidad, o que sacas la tarjeta de crédito a la menor provocación, esas serán las conductas que aprendan.  Si ven que haces un presupuesto, que comparas y que ahorras para comprar las cosas que necesitan, así es como aprenderá a actuar.

Trabajar con un presupuesto y respetarlo es una lección crucial. Incluirlos cuando repartimos nuestro dinero les enseñará que primero se deben cubrir las necesidades de casa, como la renta o la comida. También son prioridad las colegiaturas y los gastos de sus actividades escolares. Después vendrán los gustos y los deseos, para los que, a lo mejor, tendremos que ahorrar y esperar un poco más.

La tabla de los deseos y las necesidades

Para ponerlo de manera simple para los niños, una necesidad es algo que debes cubrir para sobrevivir, como la comida, la ropa y una casa. Un deseo es algo que podrías tener, pero sin lo que puedes vivir, como un helado o un juguete nuevo.

Claro que habrá áreas grises que los niños listillos podrían detectar. Por ejemplo, las galletas son comida, pero claramente no son una necesidad. O esa chamarra de diseñador da cobijo, pero nadie necesita una chamarra de 5 mil pesos. Aquí habrá que hacer más trabajo para explicarles, de acuerdo a su edad, esta diferencia.

Para los más pequeños podría servir crear una tabla usando una cartulina o un corcho. La idea es trazar una línea divisoria a la mitad de la tabla y poner de un lado necesidades y del otro deseos.

Con tu ayuda, pueden hacer dibujos, imprimir ilustraciones o recortar fotografías que ejemplifiquen las necesidades y deseos. Realiza tú también la actividad y explica a tus hijos que los adultos también tienen necesidades que cubrir y deseos para los que se deben hacer planes y ahorros.

3- No ahorrar para nuestro retiro

De acuerdo con una encuesta del Instituto Belisario Domínguez, realizado a 600 personas, más del 53% de los encuestados piensa “poco” o “nada” en el retiro laboral y una de una de cada cuatro personas en edad de trabajar no cuenta con un fondo para dicho fin. Finalmente, uno de cada tres encuestados (33%) duda de contar con los recursos suficientes para su retiro.

En México, además, existe la mala costumbre de suponer que, si no nos alcanza para tener un buen retiro, nuestros hijos o familiares cuidarán de nosotros en la vejez. Sin embargo, las nuevas generaciones tienen cada vez menos hijos y enfrentan situaciones laborales más inciertas. No podemos y no debemos confiar en que ellos podrán tomar esa responsabilidad, a veces a costa de sus propias metas y sueños.

Por eso, es importante inculcar en los niños el hábito del ahorro para el retiro, siempre con nuestro ejemplo por delante. Hablemos de frente con ellos sobre los retos de llegar a la edad de retiro con incertidumbre financiera o con grandes deudas. Hagámoslos testigos de que, antes que nada, le damos prioridad al ahorro y a trabajar con presupuestos para asegurar nuestra tranquilidad una vez que dejemos de trabajar.

Que tus errores financieros no sean los suyos

Es crucial que rompamos ciertos ciclos negativos y decidamos qué lecciones de dinero queremos que nuestros hijos aprendan y practiquen. La vida no es sencilla, pero se les puede complicar muchísimo más si caen en errores financieros y en los mismos patrones negativos de nosotros.

Por eso, es momento de ser un mejor ejemplo para ellos, de abordar temas como el ahorro y el endeudamiento en casa. De aplicar buenas prácticas con el dinero para cortar los errores y heredarles buena educación financiera.

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