Los resultados del módulo de educación financiera de la prueba PISA 2018 muestran que muchos estudiantes, de países y economías tanto desarrolladas como en desarrollo, tienen necesidad de mejorar sus habilidades financieras.

Por otro lado, estos mismos jóvenes ya toman decisiones sobre dinero y enfrentan situaciones donde deben establecer prioridades para sus presupuestos, comparar precios o tarifas o contratar diversos servicios financieros.

En promedio, 15% de los estudiantes de todos los países miembros del OCDE, tienen un desempeño financiero por debajo del Nivel 2. Esto quiere decir que conocen la diferencia entre necesidades y deseos, pero no pueden aplicar sus conocimientos para tomar decisiones financieras relativamente sencillas como armar un presupuesto.

En este contexto, ¿qué acciones deben tomar los gobiernos para crear políticas que mejoren las habilidades financieras de los jóvenes? Estas son 3 acciones que PISA recomienda:

Cubrir las necesidades de los estudiantes de bajo desempeño.

Los estudiantes con bajo desempeño en la prueba PISA, y el grupo que ellos representan, deben adquirir conocimientos y habilidades financieras que les permitan planear a corto y mediano plazo. Necesitan también conocer las implicaciones de sus decisiones financieras, tanto para ellos como para sus familias e, incluso, la sociedad.

Los planes académicos en las escuelas deben enfocarse en interesar a los jóvenes por las finanzas sanas. También por el aprovechamiento adecuado de sus recursos, monetarios y no monetarios. Además, deben dar prioridad al desarrollo de habilidades para la vida, como el pensamiento estratégico y en análisis y la resolución de problemas.

Al mismo tiempo, los países deberían tratar de incrementar la proporción de estudiantes con alto desempeño. Sólo un promedio de 10% de los estudiantes de la OCDE tuvieron un desempeño Nivel 5, el mayor posible. Queda claro que todos los países tienen mucho camino por andar.

Atacar las desigualdades socioeconómicas desde el principio

La educación financiera es importante no sólo para quienes tienen grandes cantidades de dinero para administrar e invertir. Todos necesitamos habilidades financieras, especialmente quienes viven apretados de dinero y tienen poco margen de error cuando toman decisiones o enfrentan crisis.

Esto es relevante porque la mayoría de los estudiantes que tuvieron un desempeño por debajo del Nivel 2 en PISA tienen una extracción socio económica desaventajada. Estos estudiantes son menos propensos a tener conductas de compra responsables, como comparar precios o hacer un presupuesto, lo cual es muy preocupante.

Si las disparidades socioeconómicas no son atacadas de forma temprana, inculcando habilidades financieras desde que los alumnos son pequeños, es muy probable que la brecha en la educación financiera sea agrande cada vez más conforme estos jóvenes se hacen adultos.

Reforzar las habilidades financieras en la escuela y en el hogar

En el hogar:

Lo que los estudiantes saben sobre educación financiera depende en gran medida de sus familias.

En países como Brasil, Chile, Perú y Rusia, las variaciones en el nivel educativo, la ocupación, las posesiones y los recursos educativos que tienen los padres se refleja en los conocimientos y habilidades financieras de sus hijos.

Todos los padres deben tener un rol activo en el desarrollo de estas habilidades financieras. Dada la importancia de la influencia que tienen, es clave que ellos mismos tengan conocimientos, para que transmitan información correcta.

Los países deben reforzar sus iniciativas sobre educación financiera tomando en cuenta también a los adultos porque esto puede ayudar a reducir inequidades en las próximas generaciones que ellos educarán.

En la escuela:

Las escuelas también son un elemento clave para la educación financiera. Los resultados de la prueba PISA indican una relación positiva entre una buena educación financiera y la exposición a temas sobre dinero y finanzas en la escuela.

Muchos países han puesto en marcha estrategias para incluir la educación financiera en las escuelas. En general, estos programas deben ajustarse a las necesidades de cada país, comunidad y sistema educativo, pero es importante considerar estos conocimientos con la importancia que merecen.

El objetivo final debe ser que los estudiantes tengan las habilidades necesarias para tomar decisiones financieras responsables con confianza, tanto en este momento como en su vida adulta.

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