Compartir o no compartir, esa es la cuestión. En la era de las redes sociales, la identidad digital de los niños normalmente empieza a ser construida por sus padres, quienes publican con orgullo sus logros y nuevas experiencias. Para cuando sean adolescentes, muchos niños tendrán una imagen digital muy robusta, creada por alguien más, y que no podrán cambiar.
Los números son sorprendentes. Estudios indican que, anualmente, los padres publican en redes sociales alrededor de 200 fotografías de sus hijos. Esto significa que un recién nacido podría tener mil fotografías publicadas con su imagen para cuando cumpla apenas 5 años.
Las cifras nos llevan a una pregunta indispensable: ¿qué responsabilidades tienen los padres al crear contenido digital sobre sus hijos? En esta publicación revisaremos este tema.
¿Qué es Identidad Digital?
La identidad digital se forma por las distintas piezas de información que, puestas todas juntas, apuntan hacia una persona. Estas piezas pueden ser desde tu nombre completo, fecha de nacimiento o imagen (fotografías), hasta información menos obvia, como las páginas que visitas o las búsquedas que haces en Google.
A pesar de que se habla mucho sobre la importancia de la privacidad, cada vez más padres empiezan a construir la identidad digital de sus hijos antes de que aprendan a hablar o caminar. ¡Incluso antes de nacer!
El estudio Digital Diaries observó a 6,017 padres y madres de 10 países diferentes y su actividad digital con respecto a sus hijos. 30% de los entrevistados admitió haber publicado fotografías de los ultrasonidos de sus bebés. 81% publicó fotografías durante el primer año de sus hijos. La identidad digital del grueso de los niños involucrados comenzó a ser formada cuando tenían alrededor de 6 meses.
En el periodo entre los 6 meses y el año de edad, el “orgullo parental” supera a la preocupación por los temas de privacidad. Como padres, pensamos que las palabras y acciones de nuestros hijos son un regalo para compartir con familia y amigos. Y sí lo son, pero al publicar fotografías, videos o textos, les estamos creando una huella digital prácticamente indeleble. Incluso si tomamos todas las precauciones posibles, la filtración es siempre un riesgo. La realidad es que no tenemos control total sobre la información que soltamos en internet y que podría afectar la vida de nuestros hijos.
¿Te has detenido a pensar qué influencia tienes en la identidad digital de tus hijos al publicar información sobre ellos? Tenemos presente educar a nuestros hijos sobre los peligros de internet, ¿pero hemos pensado cómo les afectan nuestras propias publicaciones?
Lo que publicas tiene consecuencias
Todos, incluidos los niños, tenemos derecho a la privacidad y a la protección de nuestros datos (en esta publicación te contamos más). Como papás, nos damos el gusto de publicar sobre nuestros hijos, pero la realidad es que lo hacemos sin su consentimiento.
Los padres debemos tener en mente que somos los primeros guardianes de la identidad digital de nuestros hijos y es necesario pensar en el futuro. Porque, así como somos guardianes, también somos los narradores de sus primeras historias. Esto nos otorga mucho poder y a ellos los deja vulnerables mientras que su identidad digital se desarrolla.
Un reportaje de BBC News destaca que la primer generación de niños cuya infancia se documentó en internet está ahora llegando a la adultez y algunos no están nada contentos con la imagen digital que sus padres les crearon. Ya hablamos de que hay padres que publicarán mil fotografías de sus hijos sólo en sus primeros 5 años. No sería raro que algunas de esas fotografías puedan avergonzarlos o crear una imagen diferente a la que desean mostrar a sus amigos o empleadores. (No están exagerando; ya es común que los reclutadores revisen en internet información sobre los aspirantes a un puesto).
Así que debemos considerar más y mejor lo que publicamos sobre nuestros hijos y cómo podría ser interpretado y utilizado por otras personas.
El “factor vergüenza” y las tres C
La Doctora Joanne Orlando, experta en crianza y tecnología, explica que, al publicar información de tus hijos, debes considerar el “factor vergüenza”. Para hacerlo aplica las tres C:
1- Contenido
Si fueras tú quien aparece en un video en pleno berrinche o en una foto haciendo una mueca, ¿te gustaría que alguien más lo publicara? Ese mismo criterio aplícalo para el contenido que subes sobre tus hijos. “Si esa fotografía o video fuera sobre mí, ¿me avergonzaría?” Si la respuesta es sí, mejor evítalo.
2- Comentarios
No sólo es la imagen que compartes, también lo que escribes en tus publicaciones forma parte de la identidad digital de tus hijos. Por favor, evita hacer comentarios que los dejen mal parados, aunque puedan sonarte inofensivos. Nadie tiene por qué saber que “Ana es muy enojona” o que “Mateo siempre llora en el primer día de clases”.
3- Cantidad
Imagina lo que pensará tu hijo cuando sea un adolescente y descubra que subiste 60 fotos de él aprendiendo a caminar… Antes de hacer una publicación, considera si no estás compartiendo demasiado. Si dudas sobre si es mucho, probablemente lo sea.
Deja que tus hijos decidan cómo se usa su imagen
De acuerdo con la Dra. Orlando, una de las grandes frustraciones que los niños tienen con respecto a sus padres y la tecnología es que publiquen sobre ellos sin pedir su opinión. Este es un tema de respeto. Así que, tan pronto como los niños puedan dar su consentimiento, debemos adquirir el hábito de pedirles autorización para subir contenido sobre ellos. Si dicen sí, adelante. Si dicen no, entonces debemos omitir la publicación.
Y claro, cuando llegue el momento, este hábito también aplica en el otro sentido.
Hashtag #Precaución
Tal vez te parece divertido sumar a la conversación y compartir contenido sobre tus hijos con hashtags como #horadelbaño o #adióspañal. Sin embargo, si no tienes las precauciones adecuadas (e incluso si las tienes), ese contenido andará por internet libre para caer en las manos de cualquiera.
Las implicaciones para la privacidad y la seguridad de tus hijos son enormes, ya que su identidad digital quedará asociada con esos hashtags de forma permanente. Aplica el “factor vergüenza” y reconsidera publicar material que afecte la dignidad de tus hijos y mucho menos sumarlo a contenido público que podría llegar más allá de los amigos y la familia.
Si tienes inquietudes sobre el contenido que has subido, has una revisión en tus redes sociales y borra lo que consideres inadecuado. También puedes revisar la huella digital de tus hijos buscando sus nombres en Google. Recuerda hablar sobre este tema con familiares y amigos que pudieran contribuir a la identidad digital de tus hijos. No tengas pena. Está bien tener una conversación honesta y seria sobre las reglas que deben seguir al publicar información sobre ellos. Recuerda que eres guardián de la privacidad y la imagen de tus hijos y esa es una gran responsabilidad.