Una de nuestras principales preocupaciones en el regreso a clases es el estrés que provoca la modalidad de la escuela a distancia, tanto en los niños como en los papás y mamás que están a cargo de apoyarlos.
Trabajar desde casa, hacer labores del hogar e incluso encargarse de atender las necesidades de otros familiares en confinamiento en este ambiente de incertidumbre implica que le hagamos frente a la educación de nuestros hijos bajo una situación de gran estrés.
¿Qué podemos hacer para manejar toda esta carga de la mejor manera posible? Hace unos días platicamos con Karen Zamtzman, pedagoga de la plataforma Naranxadul, sobre el tema de el regreso a clases y esto es lo que nos dijo.
1- Crear espacios adecuados para el aprendizaje
Todos quisiéramos poder replicar en casa el ambiente del salón de clases de nuestros hijos. Si son pequeños, un entorno divertido que propicie el juego. Si son mayores, un espacio privado que favorezca la concentración.
No todos tenemos esta oportunidad. Pero, dentro de nuestras posibilidades, debemos poner atención en crear espacios adecuados para que los niños se sienten frente al dispositivo electrónico y tomen sus clases. Ya sea en un estudio o la mesa del comedor, lo importante es hacer parte a los niños de crear un lugar adecuado para el estudio. Estos pasos son de ayuda:
- Tener claridad sobre los horarios en que los niños tendrán que conectarse y, de ser posible, tenerlos en un lugar visible (con un rotafolio o corcho).
- Ponerse de acuerdo en familia para saber quién puede apoyar a los niños con sus clases y en qué horario. Por ejemplo, mamá los acompaña en la mañana y papá después del receso. De ser posible, esto también debe estar visible para que los niños lo sepan.
- Si la escuela de los niños no lo está considerando, nosotros debemos incluir dentro de su rutina espacios de descanso y también ratitos de actividad física para que el día no sea plano y monótono para ellos.
- También hay que tener en mente que los niños no pasen mucho tiempo sin comer porque eso bajará su energía y su disposición para aprender. Hay que considerar un espacio para un lunch que les recargue pila.
- Para ayudar a los niños a entrar en “modalidad escuela” es buena idea tener transiciones. Por ejemplo, que se pongan su uniforme aunque estén en casa, o que mamá se ponga una batita o mandil que indique que por ahora no es mamá, es la ayudante de la miss.
2- La importancia de las emociones y el manejo de expectativas
Karen Zamtzman, pedagoga de la plataforma Naranxadul nos comenta que, por ahora, la prioridad por encima de todo debe ser la salud emocional de los niños y de la familia, más allá del desempeño académico. Es complicado, porque todos queremos que nuestros niños vayan bien en la escuela. Pero recordemos que, si se atrasan, siempre se puede compensar. En cambio, el daño emocional de los niños es mucho más peligroso.
Sabemos que la situación de la escuela en casa cuando menos durará unos meses; quizá el año completo. Es por eso que es muy importante no afectar la relación emocional con nuestros hijos.
Si la escuela está costando “gritos y sombrerazos”, si hay resistencia a conectarse a clases y participar, es mejor detenernos y evaluar qué puede estar pasando. Incluso podríamos acercarnos a la escuela e intentar buscar soluciones de manera conjunta.
Tal vez son demasiadas horas de conexión sin descanso o hay demasiados estímulos alrededor de tu hijo. O tiene hambre; o su silla es incómoda. Puede haber muchas razones, lo importante es atender qué puede estar pasando y ajustar nuestras expectativas.
Recordemos que, en estos momentos, nuestra labor es hacer sentir a nuestros hijos seguros y hacer lo mejor que podamos con el plan de educación en casa que se nos encomienda.
3- Sobre la equidad en la crianza y el apoyo en clases
Este es un tema delicado. Una de las cosas que ha quedado clara durante esta pandemia es que la carga psicológica y emocional de las clases en línea (y la crianza de los niños en general) recae en las mamás.
Por ejemplo, es común que sean las mamás las que participan en los grupos de chats de las escuelas. Ahí de vez en cuando hay un papá que solicita o que necesita que lo agreguen, pero no es frecuente.
Igualmente, es mamá quien se sabe los horarios de los niños, los nombres de sus maestras, de sus compañeritos, que día se lleva qué uniforme, cuándo hay que llevar determinado material a clases, qué día toman karate y un sinfín de detalles más que implican organizar, planear, ejecutar y recordar y que contribuyen a su recarga psicológica y emocional.
Ya hemos hablado de cómo repartir las tareas en casa de forma más equitativa y esto es parte del asunto. Compartir la responsabilidad de la escuela en casa y las actividades adicionales de los niños no significa “ayudar a mamá”. Es tomar la parte de responsabilidad que les toca en la crianza de los niños. Pero tomarla al 100%, no esperar que mamá resuelva cualquier contratiempo que suceda.
Por ejemplo “no supe qué clase tocaba y no entramos” o “no teníamos el material y no hizo la actividad” no son respuestas aceptables. Los papás tienen que de verdad saber qué pasa, qué se necesita y resolver lo que se presente solos. Únicamente de esta forma se disminuirá realmente la carga extra que cargan las mamás en casa.
Conservar la cordura en el regreso a clases
Para aliviar el estrés y conservar la cordura en el regreso a clases, recordemos una vez más algo importante: estamos haciendo lo mejor que podemos.
Los niños no pueden asimilar conocimientos nuevos o razonar de forma correcta si se sienten inundados de emociones y nosotros no podemos ser un soporte para ellos si estamos también rebasados.
Necesitamos ajustar nuestras expectativas y trabajar en equipo para crear rutinas saludables. Nuestro objetivo debe ser la convivencia familiar en armonía y el fortalecimiento de los lazos que sólo el amor nutre.