Con el cierre nacional de las escuelas debido a la pandemia de COVID-19, muchos padres se están encargando del monitoreo de las clases de sus hijos al tiempo que intentan hacer frente a la nueva realidad laboral y económica que tenemos.
Muchos papás trabajan desde casa, hacen labores del hogar e incluso se encargan de atender las necesidades de otros familiares en confinamiento. En este ambiente de incertidumbre y nuevas rutinas, hacemos frente a la educación de nuestros hijos bajo una situación de gran estrés.
Además, es normal que muchos niños estén mostrando comportamientos complicados de manejar y sentimientos muy exacerbados. Berrinches, falta o exceso de sueño o cambios en hábitos alimenticios son sólo algunos ejemplos. Obviamente, todos estos cambios complican cumplir con las expectativas escolares, incluso poniendo nuestro mejor empeño.
Como muchas otras familias, la mía también está pasando este proceso tratando de adaptarse sobre la marcha. Y, con afán de ayudar a aliviar el estrés que estamos enfrentando, compartimos 3 consejos que esperamos que los ayuden a apoyar a sus hijos mientras que preservan lo más posible la calma.
1- Ubicar la realidad: estamos enfrentando una pandemia y debemos ajustar las expectativas de la escuela en casa a esta situación
Si ustedes son padres tratando de balancear el trabajo a distancia y la escuela en casa de sus hijos, es de entenderse que la casa no esté impecable. Es normal que la comida no quede lista a tiempo o que la ropa no quede lavada, doblada y guardada todo el mismo día.
El primer paso para reducir nuestro estrés es aceptar que ser super productivos en el trabajo, en la casa y además, dar total atención a los hijos con la escuela no es posible en este momento. Ser papás, ser maestros y trabajar son tres empleos de tiempo completo que no pueden ser hechos a la perfección los tres al mismo tiempo.
Pretender que podemos con todo solamente nos va a llevar a la frustración. Y, como estudios muestran que la aceptación es importante cuando hablamos de bienestar, aquí hay algunas frases que sería bueno repetirnos durante estas semanas:
- No soy experta en homeschooling. Estoy haciendo mi mejor esfuerzo por ayudar a mis hijos a aprender en casa durante esta crisis.
- Las labores de casa pueden esperar. Ahora es más importante enfocarme en los sentimientos de mi familia y en cuidarnos unos a otros.
- No puedo ser tan productivo como lo sería normalmente porque este no es un momento normal. Me voy a enfocar en lo que puedo hacer en las próximas 24 horas y voy a dejar de preocuparme por lo que no puedo hacer.
2- Estructurar: Tener horario, aunque estemos en casa
Si buscamos en internet “¿Cómo apoyar a mis hijos durante la cuarentena?” es consejo número uno siempre será crear un horario y tratar de mantenerlo lo más posible. No importa que estemos en casa todo el día, existe una buena razón para esto: para los niños, y también para los adultos, la rutina es un factor que da calma durante el estrés.
Si has tratado de poner un horario y los niños se están resistiendo, aquí hay algunos puntos que debemos recordar:
- Este no es momento para llenar el día de tus hijos con montones de actividades. Mejor platiquen como familia y colaboren para crear un horario que funcione para todos.
- Está bien si el horario no se cumple exacto diariamente. Sin embargo, cada día es una oportunidad para ir afinando su rutina y eliminar lo que no funcione.
- Nuestro trabajo como papás no es recrear en casa las 6, 7 u 8 horas que los niños pasan en la escuela. Nuestra labor es hacer sentir a nuestros hijos seguros y hacer lo mejor que podamos con el plan de educación en casa que se nos encomienda.
El horario de casa se debe parecer menos a un día de escuela y un poco más a un día de vacaciones de verano. La semana debe incluir espacios para la diversión, para hacer algo de ejercicio, para alguna manualidad o actividad creativa y para tener conexión como familia. ¡Incluso es bueno dejar espacio para que los niños se aburran un poquito e inventen qué hacer ellos solos!
3- Crear soporte: pongamos foco en las habilidades socioemocionales
Nuestros hijos están experimentando una exacerbación de sentimientos y muchas veces, comunican esto a través de su conducta. Si tus hijos se salen de control por algo a ti te parece pequeño o poco común en ellos, puede ser una indicación de que están demasiado agobiados o saturados emocionalmente.
Por ejemplo, mi hija de 5 años tuvo una crisis de llanto porque se negaba a hacer un ejercicio con sílabas que su maestra nos mandó. Yo sabía que la actividad no era la culpable del berrinche. Después de que se calmó y platicamos, entendimos que lo que sucede es que está triste porque extraña a sus amigos de la escuela. Lo cual, después de todas estas semanas en casa, es muy normal.
El antídoto es la empatía. Muchos estudios demuestran que la empatía puede calmar el sistema nervioso y regresar al camino correcto nuestro razonamiento. Ponte en los zapatos de tus hijos y considera lo siguiente:
- Nuestros hijos no se están portando mal, la están pasando mal. Están encerrados, no ven a sus amigos, están fuera de su rutina. Es mucho para ellos.
- Sus actitudes son una forma de comunicación; nos están diciendo que necesitan apoyo en este trance.
- No sirve de nada intentar razonar con nuestros hijos en medio de una crisis de emociones. Pongamos lo mejor de nosotros para ayudar a calmarlos con empatía, y después podemos platicar sobre lo que realmente está pasando.
Recordemos lo importante
Estamos viviendo días realmente fuera de lo común. Pero esto representa también una oportunidad. El tiempo dentro de casa, bajo incertidumbre y estrés, nos obliga a practicar habilidades socioemocionales con nuestros hijos.
Sé que, como padres, tenemos el deseo y la presión de que nuestros hijos no se atoren en la escuela o pierdan el ritmo de sus clases. Pero los niños no pueden asimilar conocimientos nuevos o razonar de forma correcta si se sienten inundados de emociones. Si notamos que les cuesta trabajo completar las labores escolares o concentrarse, o si son frecuentes las crisis, lo más probable es que la estén pasando mal lidiando con la situación que estamos viviendo.
Claro que son importantes los conocimientos escolares, pero, si queremos aliviar el estrés, debemos entender que estamos haciendo lo mejor que podemos con ese tema.
Si ajustamos nuestras expectativas y creamos rutinas saludables, cuando el encierro termine y los niños regresen a clases, les habremos dado el regalo de la convivencia familiar en armonía y el fortalecimiento de los lazos que sólo el amor nutre.