Se acercan las vacaciones de verano y, junto con ellas, un enemigo que los papás creemos que tenemos que combatir: el aburrimiento de los niños. Quienes tenemos hijos lo hemos vivido: tu hijo se acerca con cara de hastío y te pregunta “¿Qué hago?, estoy aburrido”. Tratas de darle una solución; tal vez dibujar, salir al patio, jugar con plastilina… pero en un rato la pregunta regresa: “Ya me aburrí, ¿ahora qué hago?“.

Muchos padres sentimos la obligación de llenar el día con actividades divertidas (y, en estos tiempos, educativas, didácticas y productivas) para evitar el momento “estoy aburrido” de nuestros hijos. Gastamos tiempo, energía y dinero en clases especiales, actividades deportivas, ludotecas y demás, para asegurar que las mentes de los niños no estén ociosas, porque “el ocio es la madre de todos los vicios”.

Pero ¡sorpresa!, muchos estudios muestran que el aburrimiento es esencial para el desarrollo mental y emocional de los niños. La clave está en que los papás nos mantengamos atentos a qué hacen los niños con su aburrimiento. En esta publicación hablaremos más sobre por qué es bueno dejar que los niños paren un poco y sean dueños de un tiempo libre.

Aburrirse tiene beneficios

Es común pensar en el aburrimiento como una ausencia; algo que falta. Nada que hacer o que pensar. Nada que aprender o nadie con quien platicar o jugar. Vemos al aburrimiento como un vacío o como tiempo perdido para los niños. Como esto no nos gusta, caemos en el otro extremo: estimulamos a los niños para estar constantemente enfocados en alguna actividad. Sumemos además que la tecnología nos ha facilitado dispositivos saturados de aplicaciones y contenido (mucho muy bueno, la verdad) para que los niños estén entretenidos, e incluso aprendiendo, mientras los usan.

Pero, lejos de ser un enemigo, es bueno que los niños tengan periodos de aburrimiento donde ellos mismos tengan que procurarse entretención. Especialistas como la Doctora Teresa Belton, de la Universidad de East Anglia, afirman que incluso es parte esencial de tener una infancia sana porque estimula la imaginación de los niños y los invita a explorar el mundo que los rodea. Además, el aburrimiento también los ayuda a observarse a ellos mismos y desarrollar su identidad. En esta Ted Talk pueden escucharla hablar más sobre este tema:

El aburrimiento estimula la creatividad

Muchos estudios están de acuerdo en que el beneficio número uno de que los niños experimenten periodos de aburrimiento es desarrollar su habilidad natural de ser creativos. La Dra. Belton afirma que estar aburrido es crucial para desarrollar estímulos internos, que son los que permiten la creatividad.

Es importante aclarar que hay una gran diferencia entre que un niño esté fastidiado o harto de alguna actividad a que experimente un aburrimiento que le permita ser creativo. El aburrimiento productivo es el que lleva a los niños a buscar un libro o construir un fuerte con bloques de juguete. También es el que lo lleva a explorar el parque cercano o interesarse por la programación de las computadoras.

Tus hijos necesitan tener tiempo libre para sólo contemplar el mundo. Tiempo para imaginar cosas, pensar nuevas ideas y asimilar las experiencias que ha tenido. Este tiempo de reflexión, en el que deben encontrar cómo entretenerse más allá de lo que les facilitan otras personas, es el que realmente estimula su imaginación.

El aburrimiento construye auto confianza

Cuando tus hijos tienen oportunidades para entretenerse solos y lo logran, aumenta su autoestima. Pensemos que, en este mundo de tantos estímulos, los niños se sienten incómodos por no tener nada qué hacer. Esto los animará a tomar iniciativa y resolver su situación. Y justo por esto, estar aburrido también ayuda a desarrollar habilidades para la resolución de problemas.

Para combatir el aburrimiento, es probable que los niños busquen experimentar cosas nuevas, poner a prueba sus límites y tomar riesgos (con tu vigilancia, obviamente). Esto construye su confianza en ellos mismos y los ayuda a conocerse mejor.

El aburrimiento también los ayuda a construir resiliencia. Todos queremos pensar que somos buenos para hacer cualquier cosa y nos cuesta aceptar cuando fracasamos. Por eso es positivo para los niños tener espacio para experimentar cosas nuevas y enfrentar que seguramente habrá algunas para las que no tengan facilidad. Conocer las propias habilidades y limitaciones también construye la confianza en nosotros.

Aprendiendo a estar con ellos mismos

El aburrimiento nos enfrenta a pasar tiempo con nosotros mismos. A escuchar lo que pensamos y a sentir lo que sentimos. Tratar de ocupar cada segundo de la vida de nuestros hijos puede mandar el mensaje equivocado de que el tiempo que pasamos con nosotros es tiempo perdido.

Una de las habilidades más importantes que podemos enseñar a nuestros hijos es a estar tranquilos cuando están a solas. A no evitar o temer su propia compañía. Debemos ayudarlos a reconocer la diferencia entre el aburrimiento y el tiempo provechoso que pueden pasar conociéndose y escuchándose. En el aburrimiento reside la posibilidad de prestarnos atención a nosotros mismos y esa atención es la más valiosa.

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