Alguien alguna vez dijo que hay 3 tipos de personas: las que hacen que las cosas pasen, las que observan que las cosas pasan y las que se preguntan qué está pasando. Las personas con proactividad pertenecen al primer grupo, las que se hacen cargo con iniciativa propia.
Proactividad vs Reactividad
Todos estamos familiarizados con el concepto de proactividad versus reactividad. Las personas con actitud proactiva se anticipan a los problemas y buscan cómo evitar o encarar los obstáculos. También toman control de los cambios que desean hacer en lugar de esperar o de actuar después de que las cosas “se den”.
Tal vez la característica más importante de la proactividad es que nace del individuo. Esto quiere decir que las personas proactivas no necesitan que se les pida que hagan algo ni requieren que se les den instrucciones detalladas.
Por el contrario, las personas reactivas tienen falta de iniciativa. Como su nombre lo indica, estas personas reaccionan sólo cuando llegan los problemas. Sin embargo, no intentan modificar su entorno, mas bien se colocan para estar cómodos ante las situaciones o para que el riesgo para ellos sea mínimo.
La proactividad en los niños
La proactividad tiene un gran componente de visión de futuro porque implica imaginar cómo podrían ser las cosas más adelante si actuamos ahora de cierta manera.
Aquí es donde los niños pueden tener una desventaja. El lóbulo frontal es la parte de nuestra cerebro encargada de dirigir nuestra conducta hacia un fin y organizar la atención, planificación, secuenciación y reorientación de nuestros actos. Sin embargo, el lóbulo frontal alcanza su madurez incluso cuando pasamos los 25 años. Esto quiere decir que a los niños, especialmente a los menores de 10 años, les es complicado pensar en las consecuencias de sus actos o planear para más adelante.
Los niños y los adolescentes aprenden con el tiempo a ser proactivos y a considerar que sus acciones pueden impactar su futuro. Por eso, la ayuda de los padres y de sus maestros es importante para enseñarles a tener iniciativa y actuar cuando lo crean necesario. Entonces…
¿Cómo enseñar a los niños a ser proactivos?
Los niños necesitan tener objetivos
Tal vez no lo pensamos mucho, pero los adultos fallamos constantemente en decir a los niños para qué deben esforzarse en el colegio o por qué es bueno que hagan deporte. Los mandamos a la escuela o los inscribimos en actividades, pero nunca les explicamos cómo es que su participación los beneficia o beneficiará a otros.
Lo mismo sucede con el hábito del ahorro. Si pedimos a los niños que ahorren dinero, que no lo gasten todo AHORA porque el beneficio llegará DESPUÉS, pero no les explicamos cuál puede ser ese beneficio, los niños no verán el punto de posponer su satisfacción.
Los niños necesitan saber cómo es que ser proactivos y tomar acción ahora afectarán su futuro. Si no lo saben, realizarán sus actividades sin verdadera iniciativa y sin motivación interna.
Es necesario enseñar a los niños que es mejor estar por delante de nuestras tareas, en lugar de tratar de alcanzarlas
Todos hemos tenido alguna vez algo que hacer que, por alguna razón, decidimos posponer. También hemos tenido que correr y sufrir para completar esa tarea en el último minuto o incluso con retraso.
Los niños deben entender que ir por delante de nuestras obligaciones nos simplifica la vida y nos permite organizar nuestras tareas en lugar de correr todo el tiempo tratando de alcanzar lo que debemos hacer.
Para ir por delante de sus tareas los niños deben de practicar sus habilidades para priorizar y planear y, finalmente, ejecutar eso que planearon. Ser proactivos implica que los niños sepan controlar sus actividades y sus horarios y no que estas los controlen a ellos.
Los niños deben experimentar que bien se siente ser proactivos y tener iniciativa
Una vez que los niños empiecen a priorizar, planear y trabajar hacia sus objetivos sabiendo por cuál será su beneficio, los niños experimentarán que bien se siente ser proactivos. Tendrán, por ejemplo, menos estrés al estar en control sobre sus actividades y su calendario. También crecerá su confianza al tiempo que crezca su capacidad para llevar a cabo sus responsabilidades con éxito.
Los resultados positivos favorecen la motivación interna, así que mientras más proactivos sean los niños, más motivados estarán para continuar teniendo iniciativa y tomar control de sus actividades escolares, familiares, deportivas y recreativas.
Ser proactivos en tiempos de adversidad
Habrá veces que los niños tengan que tomar acciones en un contexto negativo. Tal vez cambió de escuela y se le está dificultando hacer amigos. O no tuvo éxito en las pruebas para entrar al equipo de futbol.
Lo primero es hacer una lista de todas acciones que se le ocurran y que podrían mejorar la situación. Deben considerar todo desde lo más obvio hasta lo más alocado. Si los niños tienen ideas generando ideas en un comienzo, papá o mamá pueden ayudar con sugerencias, pero al final son los niños quienes deben decidir si las ideas entran o no en la lista.
Ya que tengan varias opciones, los niños deben decidir dos o tres acciones puntuales para empezar a trabajar. En el caso del futbol podrían ser, por ejemplo, practicar por las tardes y tomar un curso de verano. Démosle crédito a los niños por la iniciativa y su trabajo más que por sus resultados porque es muy probable que algunas de sus ideas sean más exitosas que otras.
Sin embargo, de este ejercicio los niños podrán aprender dos cosas:
- Sin importar su edad, ellos pueden tomar acciones que impacten su situación para mejorar.
- Si sus iniciativas no generan los resultados deseados en un principio, siempre podrán tratar otra vía. El chiste es no quedarse solamente esperando que las cosas cambien.
Proactividad: es importante tener iniciativa
La lección 6 del libro B+ (4° de primaria) de Tengo Iniciativa habla sobre la proactividad y para qué sirve tener iniciativa. Su objetivo es que los niños tomen en cuenta que una gran ventaja de ser proactivos es que pueden incidir en que las cosas se hagan de la manera que más les guste.
Además, la lección hace que los chicos comprendan la relevancia de actuar con iniciativa para convertirse en facilitadores importantes de su familia, de sus amistades, de su escuela e incluso de su comunidad, pues todos los reconocerán como personas confiables y que pueden ser líderes de su entorno.