El siglo XXI nos presenta el reto de enseñar a pensar a niños que viven en un entorno saturado de información. Esta es la era de Google y las redes sociales. Y en esta abundancia, sus mentes (y las nuestras) tienen el reto constante de reaccionar, observar e interpretar. Pero, ¿lo hacen de forma correcta?

Hay quien cree que no es posible enseñar a los niños a pensar de forma efectiva. Una idea común es que algunas personas nacen con habilidades de pensamiento crítico o reflexivo y otras no, pero esto no es así. Las habilidades para pensar de forma crítica o creativa se pueden enseñar y se pueden aprender.

Pero esto requiere de metodologías, hábitos y enfoques nuevos.

Pensar de forma crítica

Para participar y crear cambios en el mundo actual y en el futuro, es indispensable que los niños aprendan a pensar de forma crítica. La finalidad que debemos perseguir es que ellos sepan tomar decisiones conscientes e informadas. Para lograr esto, el pensamiento crítico necesita el desarrollo de una serie de habilidades, entre ellas:

  • Hacer cuestionamientos
  • Hacer predicciones
  • Saber investigar
  • Crear hipótesis
  • Analizar datos
  • Reflexionar
  • Comparar
  • Evaluar
  • Formar opiniones

Pensar de forma crítica implica también procesos de metacognición. Esto quiere decir aplicar la capacidad humana de comprender y predecir nuestra propia conducta y la de otras personas, relacionando conceptos y construyendo nueva información con base en lo que hemos aprendido y experimentado antes.

¿Qué implica pensar para el siglo XXI?

En el libro The Global Achievement Gap, Tony Wagner, experto en educación, menciona que aprender y dominar habilidades como lectura, escritura y matemáticas ya no es suficiente. Para que los niños de hoy sean adultos plenos que logren sus metas, deben saber cómo pensar de forma correcta: razonar, analizar y tener en cuenta información y evidencias para resolver problemas.

Esto es especialmente relevante su consideramos que su entorno está saturado de información de todo tipo. A su alrededor hay información veraz y fundamentada, pero también hay cientos, miles de contenidos que, en el mejor de los casos, son poco rigurosos o inexactos. Y, obviamente, existe muchísima información falsa, tendenciosa, que busca polarizar, mal informar o deformar la verdad.

Para separar lo que es valioso de lo que es basura, de acuerdo con el Doctor Wagner, los niños del siglo XXI necesitan fortalecer 7 habilidades básicas de cara al futuro:

  1. La resolución de problemas
  2. Habilidades de colaboración y liderazgo
  3. Agilidad y adaptabilidad
  4. Capacidad de iniciativa y emprendimiento
  5. Habilidades de comunicación oral y escrita
  6. Saber buscar y analizar información veraz
  7. Desarrollar su curiosidad y su imaginación

El problema de desarrollar estas habilidades radica en que pensar correctamente (de forma analítica, reflexiva y estableciendo consecuencias) no se da de forma natural. Pensar es una habilidad que necesita ser ejercitada constantemente. Y hay formas en que los padres y maestros podemos apoyar a los niños en este ejercicio. Los niños aprenden a pensar cuando los tomamos en cuenta seriamente. Por ejemplo, platicando con ellos de temas significativos y haciéndoles preguntas que los hagan reflexionar. Este es el acercamiento que debemos incorporar tanto en casa como en las escuelas.

¿Cómo podemos enseñar a los niños a pensar de forma crítica?

1- Fomentando las conversaciones y el debate

Debemos animar a los niños a expresar sus pensamientos e ideas. Podemos preguntarles su opinión acerca de algún tema de interés en su comunidad, ciudad o país o qué harían ellos en determinada situación. También podemos pedirles que participen en alguna decisión que hay que tomar en casa o en el colegio. Hay que evitar las respuestas cortas como “sí” y “no”. La idea es propiciar conversaciones significativas donde sientan que sus reflexiones son atendidas y escuchadas.

2- Dejándolos actuar y equivocarse

Si dejamos que los niños tomen la iniciativa o el liderazgo de ciertas actividades, no sólo fomentaremos en ellos el pensamiento estratégico y la resolución de problemas, además les demostraremos que confiamos en ellos. Hay un dicho que dice que “la confianza inculca responsabilidad” y les mostramos confianza al no estar encima de ellos resolviendo todo. Hay que dejarlos cometer errores y enseñarles cómo asimilarlos, corregirlos y seguir adelante. Esto también estimula en ellos el pensar de forma crítica.

3- Siendo consistentes

Hay que asegurarnos de que los niños tomen decisiones de forma cotidiana. Esto ejercita que reflexionen, elaboren posibilidades y consecuencias y que confíen en sus acciones. No importa si las decisiones son grandes o pequeñas. La idea es no dejar que pensar de forma crítica sea un evento que pase una vez cada mil años. Mientras más ejerciten las herramientas del pensamiento para el siglo XXI, más estaremos apoyando su buen desempeño en el futuro.

Pensar y cambiar paradigmas

Es necesario dejar de enfocarnos en las respuestas exactas en lugar de la reflexión o en memorizar datos más allá de entender qué es lo que hace que un hecho o un evento sea importante. Hoy, la tecnología hace que los niños tengan acceso a información inmediata, por lo que la necesidad de aprender cosas de memoria ya no es tan relevante.

El sistema de Tengo Iniciativa pone atención en propiciar entornos abiertos y flexibles para la reflexión, la exploración lúdica, la resolución de problemas prácticos y el desarrollo de la creatividad. Espacios donde los niños puedan practicar sus habilidades de comunicación interactuando con sus compañeros, con los maestros y hasta con sus padres, discutiendo temas que les son relevantes.

Estas actividades son las que realmente enseñarán a los niños del siglo XXI a pensar de forma crítica y lo que los hará competitivos para alcanzar sus metas en el futuro.

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